Mientras esperamos la ansiada
reapertura del Museo Arqueológico Nacional, que debiera ser referencia para
otros museos por la cantidad y calidad de sus piezas, podemos hacer un breve
repaso de algunos de los museos que pueblan nuestra geografía. Me centraré en
algunos de los que conozco de primera mano, sin entrar en el entorno donde se
ubica ni los yacimientos que hay alrededor, que abordaré en sucesivas entradas.
La primera pregunta que hago es…
¿qué tienen en común el Museo Numantino de Soria, el MARQ de Alicante, el
Arqueológico regional de Alcalá de Henares o el Museo de Jaén? En efecto. En
ninguno de ellos se utiliza la recreación histórica para ensalzar las piezas
que exponen.
Hace unos años, visitando la
exposición que el British Museum
dedicaba a Adriano, pude observar de primera mano la potencia que ejerce en una
muestra la presencia de recreadores. Allí, en el vestíbulo, entre diez y quince
daban explicaciones vestidos con sus túnicas, portando las armaduras y armas
que tan vistosas resultan, mostrando multitud de pequeñas piezas de cuero,
metal y tela tan similares a algunas de las que luego, los visitantes, verían
en las vitrinas. ¿Qué se ganaba con ello? Indudablemente, espectacularidad.
Además, la sensación, nueva, enriquecedora, de conocer de antemano el uso de un
objeto, la cultura material que conocemos hoy día de determinada época. Saber
cómo se utiliza un cuchillo, cómo se anuda una sandalia romana, para qué sirven
las esponjas en un palo, son respuestas que da la arqueología experimental. La
recreación. Si se combinan con un Museo, una institución cultural, un mundo
académico que tiene ahí la pantalla perfecta de demostración, resulta en la
mejor divulgación posible.
He mencionado una serie de
museos. Conozco otros, como el Nacional de Arte romano de Mérida, el
Arqueológico de Tarragona o el de Sant Boi. Y estos sí combinan en su muestra
la recreación. El primero, mediante un festival lúdico y vistoso. El segundo,
participando en las afamadas Tarraco Viva, las mejores jornadas de recreación
histórica de España. Y otros, como el de Sant Boi, siguiendo esa misma idea,
logrando atraer visitantes, mejorando las exposiciones y logrando que el
visitante no se sienta transportado a un armario de naftalina y polvo, si no a
un pasado vibrante, suyo, más profundo de lo que esperaba.
Mientras aguardamos a la próxima
apertura del Museo Arqueológico Nacional, podemos especular. ¿Será como el MARQ
u otros del estilo, de instalaciones muy modernas e interactivas, de gran gasto
pero escaso resultado? ¿O darán el paso y el ejemplo que se requiere de un gran
museo, como el British que mencioné,
integrando todas las formas de divulgación, siendo la recreación histórica la
más espectacular y eficaz?
La respuesta, en un tiempo
indefinido. El MAN tenía previsto reabrir en el año 2013.